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El asunto tendría su guasa si no fuera porque es uno de los episodios más bochornosos para la imagen de España.
La tocata y fuga de Carles Puigdemont a ojos de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado el 9 de agosto de 2024 sigue coleando y dejando todo tipo de reacciones.
Pero lo sucedido en la localidad tarraconense de Tortosa merece un punto y aparte porque es fiel reflejo de la enfermedad que afecta a una gran parte de la sociedad catalana.
Tal y como cuenta el digital ‘El Catalán’, a la vista de todo el mundo, un elemento de la Asamblea Nacional Catalana, la ANC, escalera en ristre y sin que nadie, aparentemente, mueva un solo dedo por impedir el esperpéntico espectáculo, se dirige hacia la placa en la que reza el nombre de plaza de España para ponerle encima un letrero donde se podía leer perfectamente el nombre de plaza Puigdemont.
Llama la atención esta veneración por el líder independentista porque, por dos veces, ha dejado tirados a sus seguidores más cafeteros. Primero días después del 1 de octubre de 2017 y ahora tras aparecer unos pocos minutos sobre un escenario en el Arco del Triunfo, en Barcelona, para volver a pirárselas a vela llena.
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