Sería para partirse la caja de risa si no fuerámos nosotros, los sufridos contribuyentes españoles, quienes pagásemos la juerga.
Habitualmente, como sostiene la arraigada leyenda popular, aderezada con cantidades ingentes de marisco.
Hablamos de los comegambas de los sindicatos y en concreto de UGT y CCOO.
«No se manifestaron por el precio de la luz, el gas, el pan o los huevos. Tampoco después de que un amigo de Sánchez quebrase Correos. Pero aquí están hoy, saliendo a la calle contra la oposición».
Jorge Sanz Casillas publica este 2 de febrero de 2025 en El Debate una columna titulada ¡Despertaron los sindicatos!
El periodista, con notable gracia, cuestiona el súbito activismo de las organizaciones obreras tradicionales, de eso que se ha venido en llamar ‘sindicatos de clase’.
Su tesis: los sindicatos priorizan agendas políticas coyunturales sobre reivindicaciones sociales reales, especialmente tras multiplicar por cuatro su financiación pública en cinco años.
Con ironía, repasa cómo estas organizaciones «callaron como puertas» durante la crisis inflacionaria (2022-2024), cuando el IPC superó el 10% interanual, pero movilizan recursos ante disputas parlamentarias.
La columna subraya otra paradoja: «Dicen los sindicatos en su manifiesto que saldrán a la calle «porque el Parlamento debe estar al servicio de la gente, no de estrategias de vuelo corto».
Y tanto.
Pero ya podrían haber hecho lo mismo cuando, el día de la riada en Valencia, el Gobierno y sus palmeros suspendieron la sesión de control pero no la votación para repartirse RTVE».
Sanz Casillas describe así lo que como reacciona en España el ‘sindicalismo‘: reaccionar solo cuando peligran privilegios institucionales.
El dato más contundente llega al final: «Más de un lustro callados por cosas tan reales como el IPC o el precio de la gasolina y resulta que, el día que salen a la calle, no hay nada contra lo que manifestarse. Tienen un despiste importante los sindicatos, y no me extraña. Pasar de 8,8 a 32 millones de subvención anual harían perder la cabeza a cualquiera».
La cifra, según el autor, explica su «ceguera selectiva».
EL AUTOR
Jorge Sanz Casillas nació en Segovia en 1990. Se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Paso por Marca y El Mundo y n 2015, se incorporó al diario ABC, donde trabajó durante varios años. Actualmente, ocupa el cargo de subdirector del periódico digital El Debate.