El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Si el movimiento se demuestra andando,…

SI EL MOVIMIENTO SE DEMUESTRA ANDANDO,

LA INTELIGENCIA LO HACE UNIENDO IDEAS,

CONTRIBUYENDO A SOLVENTAR PROBLEMAS

Hoy, en mi despacho al aire libre, en el asiduo banco de madera del parque, donde suelo escribir, azul sobre gualdo, el primer borrador de mis textos en prosa, siempre que no llueva, como, de ordinario, me gusta agregar, debido a mi propósito de ser sincero, que, lo reconozco sin requilorios, acostumbro a alternarlo con mi pretensión de ser imaginativo, o sea, fungir de bellaco; en lugar de sentado, me ha encontrado, extrañado de verme así, tumbado, mi amigo del alma y heterónimo inquisitivo (por placerle ejercer de fiscal y/o preguntón) Emilio González, “Metomentodo”.

—Buenas tardes, dormilón. ¿Qué? ¿Echando la siesta?

—Ídem. Pues no, estaba pensando.

—¿Tumbado decúbito supino?

—Pues sí, en dicha posición. A veces, cuando no me brotan las ideas en tropel haciendo el uno, cuando no las consigo cazar al vuelo o pescar sin anzuelo haciendo el cuatro, para ver si, así, también cambia mi suerte; porque he constatado, de manera fehaciente, que, sobre todo, de madrugada, cuando vuelvo a recuperar la posición horizontal, tras haber salido al baño a hacer aguas mayores y/o menores, tendido a lo largo, estirado, con lo ojos mirando al techo, antes de conciliar el sueño, varias, apelotonándose, pugnando por hacerse hueco y hallar cuanto antes la salida, me nacen o surgen del caletre.

—Ojalá no te moleste el comentario que voy a hacerte; cuando venía hacia aquí, tras dejar el sendero de tierra, he buscado en mi bolsillo el monedero y, dentro de él, un euro, para que hiciera las veces de óbolo, por si te urgía pasar el río Estigia (del odio), para que el barquero Caronte pudiera cruzarte al Hades, el mundo de los muertos.

—¡Qué humor más negro!

—No, Otramotro, irónico, como el tuyo, y de alguien tan sarcástico como tú.

—Ya veo que, salvo la belleza natural, todo se pega en esta vida. Debe ser por las neuronas espejo.

—Sí, las susodichas deben ser las culpables. ¿Has pillado ya la idea o te canto una nana para ver si ayuda a que se espabile tu intelecto y, de resultas de ello, se ponga en marcha tu proceso creativo?

—Voy a levantarme, porque parece que se me va la cabeza, que la pierdo.

—Si hubiera sido servidor un ejecutor de la justicia y hubiera sostenido un hacha con ambas manos, la hubieras perdido, pero, como no llevo verdugo que me cubra la cara, hubieras conocido que era yo el funcionario bien aleccionado y mandado por la autoridad competente, el juez, y, antes de proceder al corte del cuello, me hubieras soltado esa paremia tan molesta de oír que dice así: cría cuervos y te sacarán los ojos, seguro.

—Tengo la sensación de que no necesito enemigos, pues me sobra con tu amistad para saber qué denota esa unión de envidia y odio a raudales con la que cabe definir la enemistad.

—Goya, que tanto nos gusta a ambos, también pintó las “negras”.

—Me has hecho recordar la Estampa 69 de los goyescos Desastres de la Guerra, en la que don Francisco dibujó un cadáver que salía de la tumba y la página de un libro en el que el fiambre acababa de escribir la palabra “Nada”. Y eso somos tú y yo, la nada en movimiento.

—El movimiento se demuestra andando.

—La inteligencia lo hace uniendo ideas, contribuyendo a resolver problemas.

—¿Qué quieres decir?

—Que tengo que darte las gracias. De bien nacido es ser agradecido. Hoy no tenía un asunto claro sobre el que discurrir o disertar y, con tu inestimable y propicia visita, he logrado robarle uno a la realidad, suministradora de un montón de temas, siempre que cumplas esta condición sine qua non, que estés atento a cuanto ocurre a tu alrededor, porque, de esa manera, conseguirás ordeñarle a esa vaca que es la realidad (por variar de animal; ya sabes que suelo echar mano del cerdo), leche fresca, hodierna.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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