Este viernes, 11 de abril de 2025, Xi Jinping, presidente de China, ha emitido un mensaje contundente en un discurso público: «China no tiene miedo de enfrentarse a Estados Unidos».
Estas declaraciones llegan en medio de una escalada sin precedentes en la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.
El conflicto se intensificó después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara nuevos aranceles del 125 % a productos chinos, una medida que ha desatado tensiones globales y marcado un punto álgido en esta prolongada disputa económica.
Por primera vez desde el recrudecimiento del conflicto, Xi Jinping abordó directamente la cuestión en un foro nacional, subrayando la capacidad de China para resistir las presiones externas y reafirmando su compromiso de reducir la dependencia económica de Estados Unidos.
En palabras del mandatario chino, «estamos preparados para soportar cualquier dificultad mientras defendemos nuestra soberanía económica».
La génesis de un choque titánico
La guerra comercial entre China y Estados Unidos comenzó durante el primer mandato de Trump y se ha intensificado tras su retorno al poder. En 2025, el mandatario norteamericano invocó nuevamente poderes bajo la Ley Internacional de Poderes Económicos de Emergencia (IEEPA) para imponer aranceles generalizados, justificando estas medidas como una respuesta a prácticas comerciales desleales y a problemas como el tráfico de fentanilo. Según la Casa Blanca, estas políticas buscan proteger a los trabajadores estadounidenses y restaurar la competitividad industrial del país.
Sin embargo, Beijing ha respondido con fuerza. Desde incrementos arancelarios hasta restricciones en sectores estratégicos como los minerales raros y la tecnología avanzada, China ha demostrado que no está dispuesta a ceder ante lo que califica como «intimidación económica». El concepto chino de «chiku» o «comer amargura», que alude a su capacidad histórica para soportar dificultades, ha sido clave para mantener una postura firme frente a Washington.
Impactos económicos globales
La guerra comercial ya está teniendo repercusiones significativas en las cadenas globales de suministro. Los aranceles impuestos por Trump han disparado los costos para los consumidores estadounidenses y aumentado los precios en sectores clave como el agrícola y el manufacturero. Por su parte, las represalias chinas afectan directamente las exportaciones estadounidenses y amenazan con agravar las tensiones económicas internas en Estados Unidos.
Los expertos advierten que este enfrentamiento podría llevar a una desaceleración económica global. Según análisis recientes, las medidas arancelarias podrían incrementar la inflación y generar incertidumbre en los mercados internacionales. Para algunos observadores, este conflicto refleja un cambio más amplio hacia un modelo económico menos dependiente del comercio internacional y más centrado en economías nacionales robustas.
Una estrategia política y económica
Para Xi Jinping, resistir estas presiones no solo tiene implicaciones económicas sino también políticas internas. Como líder del Partido Comunista Chino, mostrar fortaleza frente a Estados Unidos refuerza su posición doméstica en un contexto donde mantener la estabilidad social es prioritario. Al mismo tiempo, se percibe como una oportunidad para acelerar el plan de largo plazo de China: desarrollar una economía más autosuficiente e impulsada por el consumo interno.
Desde el otro lado del Pacífico, Trump ha adoptado una narrativa similar: proteger los intereses nacionales y reducir déficits comerciales históricos con China. A pesar de los riesgos económicos que implica esta política, Trump confía en que esta estrategia le permitirá consolidar su base electoral antes de las próximas elecciones presidenciales.
¿Qué sigue?
Mientras ambos líderes persisten en su postura intransigente, surge una pregunta crucial: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? La retórica beligerante podría ser solo el preludio de medidas más drásticas por ambas partes. Por ejemplo:
- China podría intensificar sus controles sobre exportaciones estratégicas como minerales raros.
- Estados Unidos podría ampliar sus aranceles a otros sectores críticos.
- La posibilidad de un desacoplamiento económico total entre ambas naciones ya no parece descabellada.
En cualquier caso, este enfrentamiento redefine las reglas del comercio global y plantea serios desafíos para otros actores internacionales. Europa, Japón y otros socios comerciales están atrapados entre dos gigantes económicos cuya disputa afecta directamente sus intereses.
En última instancia, aunque tanto Xi Jinping como Donald Trump buscan proyectar fuerza y determinación, el costo económico y político podría ser elevado para ambos países si este conflicto se prolonga sin solución a la vista. Las próximas semanas serán críticas para determinar si alguna de las partes está dispuesta a buscar un acuerdo o si continuarán profundizando esta rivalidad histórica.