Sólo el altar y unas bancadas se salvarán de la 'quema'

La desacralización del Valle de los Caídos: ¿compinchados el Papa Francisco y el socialista Sánchez?

El marido de Begoña ha convertido el Valle en uno de los símbolos de su sectaria política de memoria histórica.

La desacralización del Valle de los Caídos: ¿compinchados el Papa Francisco y el socialista Sánchez?

¿Hubo apaño?

¿Se compincharon el Papa argentino y el presidente guerracivilista?

¿Sintonizaron?

El Valle de los Caídos, rebautizado oficialmente como Cuelgamuros, ha vuelto al foco mediático y social.

El Gobierno Sánchez impulsa una estrategia de resignificación -algunos llaman ‘profanación’- del monumento, buscando en teoría dejar atrás un pasado vinculado al franquismo y en la práctiva intentar ganar la Guerra del 36  casi un siglo9 después.

Uno de los pasos más controvertidos es la propuesta de desacralizar la basílica, un punto que ha tensado las relaciones entre el Ejecutivo, la Iglesia española y el propio Vaticano.

La evidente «complicidad» entre el Papa Francisco y Sánchez para acelerar este proceso ha generado debate.

Los movimientos del Gobierno socialcomunista

Desde la exhumación de Franco, el marido de Begoña ha convertido el Valle en uno de los símbolos de su sectaria política de memoria histórica.

Su objetivo declarado es transformar el enclave para que deje de ser espacio de culto y referencia franquista. En esta línea:

  • El Ejecutivo planteó formalmente al Vaticano la desacralización del templo, es decir, retirar su estatus religioso oficial.
  • Se busca también la expulsión de la comunidad benedictina que reside en la abadía, después de los enfrentamientos públicos entre el prior Santiago Cantera y el Gobierno tras la exhumación.
  • En la reciente reforma, sólo se han preservado el altar y las bancadas adyacentes; el resto del conjunto está previsto que pierda su carácter sacro.

El papel del Papa Francisco: diálogo, matices y resistencias

Durante su visita al Vaticano en octubre pasado, Sánchez pidió a Francisco un gesto claro para agilizar la desacralización. Pero según fuentes próximas al proceso, lejos de un apoyo explícito o «compincheo», el Papa se remitió a las negociaciones abiertas con la Iglesia española, respaldando las posiciones del arzobispo José Cobo frente a las presiones gubernamentales.

Pese a que inicialmente desde la Secretaría de Estado vaticana se contempló apoyar la desacralización —como sucede en otras iglesias europeas—, fue precisamente Cobo quien frenó esta vía. Argumentó ante Francisco y Parolin que dar ese paso podría abrir una fractura interna grave en la Iglesia española y alimentar un conflicto social innecesario.

Finalmente, el Vaticano decidió cerrar filas con la Conferencia Episcopal Española:

  • La basílica mantendrá su estatus sacro, al menos por ahora.
  • Se defendió públicamente que la monumental cruz seguirá en pie, pese a las reformas promovidas por Moncloa.
  • Como contrapartida, se aceptó sustituir al prior Santiago Cantera —figura muy crítica con el Gobierno— como gesto hacia el Ejecutivo, pero sin ceder en lo esencial.

Negociaciones a varias bandas: intereses cruzados

El proceso revela cómo las relaciones entre Iglesia y Estado se tejen a base de concesiones parciales y mucha diplomacia. No hay pruebas fiables ni declaraciones oficiales que respalden una “complicidad” directa entre Francisco y Sánchez para desacralizar unilateralmente el Valle. Más bien, los hechos muestran:

  • Un intento del Gobierno por sumar al Papa a su hoja de ruta.
  • Una respuesta cautelosa desde Roma, que finalmente opta por no intervenir frontalmente ni desautorizar a sus obispos españoles.
  • Una presión añadida sobre figuras como José Cobo, convertido en interlocutor clave ante ambos poderes.

El diálogo entre Sánchez y Francisco abordó varios temas sensibles: desde la crisis migratoria o los abusos en la Iglesia hasta específicamente la resignificación del Valle. Pero siempre bajo fórmulas prudentes, sin anuncios rompientes ni acuerdos cerrados en público.

El futuro inmediato: resignificación sí, desacralización no (por ahora)

Por tanto, aunque avanza la resignificación civil del complejo —con nuevas funciones educativas o museísticas— no hay desacralización inminente ni pacto secreto con Roma. De hecho:

  • La Conferencia Episcopal insiste en defender la sacralidad mientras continúe usándose como lugar de culto cristiano.
  • El plan gubernamental sigue adelante en otros aspectos: cambios urbanísticos, reinterpretación histórica o patrimonialización.
  • Las negociaciones siguen abiertas sobre el futuro uso religioso o civil del recinto.

Claves para entender un debate abierto

Para comprender este episodio conviene recordar algunos hechos recientes:

  • El Valle de los Caídos es uno de los monumentos más polémicos del siglo XX español.
  • La exhumación de Franco marcó un antes y un después en su gestión política.
  • El papel del Papa Francisco ha sido más prudente e institucional que activista; lejos del estereotipo progresista que le adjudica parte de sus críticos españoles.

En definitiva, más allá de titulares sensacionalistas o acusaciones infundadas sobre “compincheos”, lo que hay es una negociación compleja donde cada actor —Gobierno, obispos españoles y Vaticano— busca salvaguardar sus intereses sin provocar rupturas irreparables ni dentro ni fuera del país.

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